Bioética y clonación
El autor de este artículo es Vicepresidente de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica,
además de profesor Titular de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia
El debate bioético sobre la clonación cada vez presenta nuevas variantes; en mi opinión, todas ellas sólo afectan accidentalmente al valor ético de tal acción. Aun así, podemos encontrar, como ha ocurrido con otros debates bióticos, un pequeño espectro de posicionamientos: los que aceptan la clonación y todas sus variantes como una nueva alternativa para la reproducción, que incrementa la capacidad electiva del ser humano; los que aceptan algunas de ellas bajo determinadas circunstancias; y los que consideramos que el acto de clonación es ilícito en sí mismo, que no puede ser justificado ni por circunstancias especiales ni por fines subjetivos, por muy nobles que éstos sean. |
Atendiendo a este último criterio, considero que no puede hablarse de clonación terapeútica, que tendría una valoración ética aceptable, oponiéndola a clonación reproductiva, que sería rechazable. No existe, como algunos autores han indicado, una clonació blanda lícita, y otra dura, ilícita. Poner adjetivos puede que semánticamente responda bien al objetivo utilitarista que subyace en tal estrategia del lenguaje -contraponer el potencial beneficio para la Humanidad, frente a obstaculizar la ciencia en su lucha contra la enfermedad-, pero, considerando la acción en sí misma, se aprecia claramente que clonar es una acción reproductiva independientemente del fin subjetivo que se le dé al producto de tal reproducción, sea destruirlo al poco tiempo, o dejarlo crecer y nacer. No se ve cómo el paso del tiempo puede cambiar substancialmente la misma acción de generar un nuevo ser humano asexualmente. Es más, la intención de crearlos para destruirlos agrava más la situación de la eufemísticamente denominada clonación terapeútica, al convertirla en una nueva forma mortal de esclavitud por la que unos seres humanos son creados para provecho de otros; un abuso de los más fuertes sobre los débiles, una disposición de unos por otros, contraria a la igualdad de todos los seres humanos.
Así pues, destruir a unos seres humanos para salvar a otros parece algo contradictorio y opuesto a la pretendida finalidad humanitaria con que nos quieren justificar la clonación terapeútica. Además, incrementaría el grado de desprotección en que, poco a poco, se ve envuelto el embrión humano. No sólo sería, como es en la actualidad, un medio para satisfacer los deseos reproductivos de una pareja, sino que adquiriría un grado más de cosificación. Simplemente se trataría de un material biológico sujeto a las leyes del mercado, o a intereses sanitarios, personales o sociales.
Personalmente creo que son más los problemas que el beneficios, ya que para la clonación terapéutica implica la destrucción posterior del embrión clonado es decir matar el órgano de donde se saco el embrión, esto para mí no es justificable porque estaríamos solo quitando una vida para alargar otra. Llegado el caso de que pudiéramos crear otros humanos (que lo dudo) para la clonación terapéutica también la rechazaría porque de igual forma estaríamos violando su derecho a vivir.
ResponderEliminarEl artículo que anexas es interesantísimo y por supuesto un excelente ejemplo de texto argumentativo. Buena eleccción. El comentario que haces podría ser más sólido, aunque cuenta con las características de la estructura argumentativa.
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